jueves, 28 de noviembre de 2013

Como la luna...



Eres como la luna, siempre estas allá en silencio, donde todos pueden verte, pero no muchos percibirte, donde nadie parece observarte como yo lo hago, siempre tan natural, en silencio, donde solo los astutos logran detallar tu esplendor, como la luna, brillante, no hay muchos que aprecien tal foco de virtud, como la luna irradias tu belleza, no tengo problemas en ser el único en ver a lo alto para observar tal doncella, después de todo; los dos sabemos que te quiero solo para mí.

Como la luna, giras hasta llegar el momento donde no puedo verte más, y me siento mirando el vasto cielo esperando tu regreso, sé que volverás... Hay noches donde no te veo, donde te busco, donde me subo a cualquier monte llorando por tu regreso, ¿Dónde estás? ¿Por qué no has vuelto?

Tienes tus ciclos; a veces te encuentro a medias, a veces creciendo, a veces completa, a veces menguante, a veces estás tan dulce como la miel, a veces oculta entre nubes de dilemas. Lo importante es encontrarte.

Eres como la luna, no dices mucho, solo cambias con el tiempo, quizás no muchos entiendan el porqué de tus cambios, pero yo he aprendido a interpretar tus silencios, como la naturaleza que dice muchas cosas en silencio y misterio; así eres tú.

Como la luna eclipsas mis problemas, con solo un abrazo cálido de tu fulgor, mis problemas se convierten en algo tan insignificante como la palabra misma.

Luna, acompaña mi soledad esta noche, hoy deseo permanecer a tu lado, lléname de tu luz nocturna, y enséñame que no estoy en soledad… Ya no pienso aguardar más por ti, ya no te esperare más, ahora voy a correr contigo

Hoy fuiste mi luna, iluminaste mi oscuridad, iluminaste mi noche, iluminaste mi constreñido corazón…


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