domingo, 20 de abril de 2014

Desincronizados



Sin siquiera concebir palabras; la bese, en busca de algo que me haga quedarme, en busca de un lugar para alojarme y alejarme de lo desagradable, tal vez en busca de un “no sé qué” que me eleve y me aleje del subsuelo que tengo como morada, ya no sabía a donde iba, pero igual no había lugar para quedarme, quizás sus besos logren reconfortarme y darme lo que el día y la noche no logran darme.

Dichosos los que buscan sin haber perdido nada, porque todo será ganancia. Yo buscaba después de haber perdido tanto, tanto que hasta yo mismo estuve al borde de perderme.


Solo sé que no funciono, probé su corazón y lucia tan vanidoso como la apariencia misma, probé sus labios y sabían a la nada, tan desincronizados.  Nuestros cuerpos, dos polos opuestos. Probé también sus palabras; ¿Por qué eran tan planeadas? ¿Por qué tanta superficialidad? No era ella misma y eso me molestaba tanto. Nuestros labios tan desincronizados, ella buscaba agradarme pero violaba su propia personalidad, sus palabras eran lo que todo hombre seguramente desearía escuchar de una mujer, pero no yo.

 Termine desilusionado, después de todo así es como obligan a algunas personas a actuar en post de una sociedad tan superflua.

Ella también estaba vestida como todo hombre desearía ver a una mujer, pero no yo. Me di cuenta que no eran solo nuestros labios los que estaban desincronizados, era nuestra alma, el corazón mismo… Mire alrededor y por primera vez extrañaba la soledad y el subsuelo que tenía como morada.


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